B/O Ramón Margalef: Ayudando a Valencia con la Ciencia.

Ninguna de las víctimas de la DANA debe permanecer invisible.

13-11-2024

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El martes 29 de octubre, la región costera de la metrópoli española de Valencia fue azotada por enormes lluvias. Casi 180 litros de agua por metro cuadrado en solo una hora significaron un récord de precipitaciones en España y una de las mayores catástrofes meteorológicas del país.

Según la Agencia Estatal de Meteorología Aemet, llovió en tres horas lo que normalmente cae en todo un año. La cifra oficial de muertos por la llamada DANA ya supera los 225, pero aún no hay claridad sobre el número de personas desaparecidas.

Dos semanas después de la mortífera tormenta, las labores de limpieza están en plena marcha y la transitabilidad de las vías de transporte y el suministro de energía se han restablecido en su mayor parte. Sin embargo, durante mucho tiempo permanecerán daños incalculables para el ser humano y la naturaleza que serán difíciles de reparar.

Para obtener más claridad sobre el paradero de las personas desaparecidas, el gobierno competente ha encargado al buque de investigación Ramón Margalef del Instituto Español de Oceanografía IEO, dependiendo del CSIC, buscar más víctimas de la catástrofe en el Mediterráneo.

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¡Los barcos siempre pueden ayudar!

Tuve la oportunidad de admirar el buque de investigación Ramón Margalef, esta maravilla tecnología, desde su nacimiento hace trece años. El barco estaba en constante acción alrededor de la segunda isla más pequeña de Canarias, El Hierro, que entonces era nuestro centro de vida y trabajo.

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La actividad sísmica y de terremotos ocurrida en la zona, junto con la posterior pequeña erupción volcánica en el mar frente al pequeño puerto de La Restinga, fue el motivo de las investigaciones que duraron días y semanas sobre el fondo marino. Con instrumentos de medición sensibles a bordo, se pudo deducir y comprender las conclusiones y desarrollos de la actividad sísmica y volcánica.

En los años siguientes, se realizaron repetidamente proyectos en el lugar y en otras áreas de las aguas canarias con el fin de respaldar la evaluación de los cambios geológicos y sus impactos gracias a los extensos datos de medición.

Además del B/O Ramón Margalef, existe el B/O Ángeles Alvariño y otros buques, cuyo ámbito de trabajo abarca áreas de investigación entre la superficie del agua y el fondo marino.

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La ciencia nunca es inútil.

Todas las tareas descritas anteriormente están orientadas hacia el futuro, siendo los conocimientos sobre el pasado una parte fundamental de esto. Esta base del trabajo científico encuentra ahora una ocasión extremadamente triste, lo que da una validez deprimente a la frase anterior.

Durante las tareas científicas, que están comprometidas con la integridad de la humanidad, siempre se puede ser optimista, ya que quieren evitar el daño a la vida; sin embargo, tras la catástrofe meteorológica de Valencia, la llamada DANA, también hay campos de trabajo útiles que se podrían perder de vista demasiado rápido.

Las víctimas mortales, los desaparecidos y los daños o la destrucción de los bienes materiales de los ciudadanos son un lado de las consecuencias. Las víctimas son lloradas y enterradas. Los bienes materiales y otros recursos requieren mucho tiempo para ser recuperados y producidos. Pero las personas que no se pueden encontrar, que aún no han sido localizadas en tierra, siguen siendo solo un número si no se continúa la búsqueda de ellas.

Los medios del barco de investigación pueden contribuir, aunque esta actividad seguramente esté muy lejos de los pensamientos originales de su objetivo científico.

Desde hace varios días, la zona costera al sur de Valencia está siendo patrullada las 24 horas por el Ramón Margalef, y se están recopilando datos de medición del fondo marino que deben ofrecer todas las pistas posibles sobre el paradero de las últimas víctimas no encontradas.

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La mencionada Ángeles Alvariño ya había buscado hace tres años en Tenerife víctimas en el fondo del mar. Se sospechaba que el culpable del crimen había sumergido primero a sus dos hijas en el mar y luego se había quitado la vida. Sin embargo, las misiones de medición del barco solo arrojaron resultados parciales, aunque mediante un robot no tripulado se pudo recuperar al menos el cuerpo de la niña más pequeña.

Hoy se trata de las víctimas de una catástrofe natural. Esperemos con optimismo que la ciencia ofrezca resultados en este caso. Un futuro positivo para la humanidad siempre depende también de una investigación significativa, si todos contribuimos.

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